El impuesto a las ganancias en Argentina es un tributo que se aplica a los ingresos obtenidos por individuos y empresas en el país. Este impuesto se basa en el principio de la capacidad contributiva, lo que significa que quienes tienen mayores ingresos deben contribuir más al financiamiento del Estado. Es una de las principales fuentes de ingresos fiscales del gobierno argentino y se utiliza para financiar servicios públicos, infraestructura, salud, educación, y otros gastos estatales.
El impuesto a las ganancias grava una amplia gama de ingresos, incluyendo salarios, rentas de propiedades, beneficios empresariales, honorarios por servicios profesionales, intereses y dividendos, así como ganancias de capital.
Este impuesto se estructura de manera progresiva, con tasas impositivas que aumentan a medida que incrementa el nivel de ingresos del contribuyente. La base imponible, sobre la cual se calcula el impuesto, es el total de ingresos menos las deducciones permitidas por la ley, que pueden incluir gastos personales, familiares y ciertas inversiones.
El mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias en Argentina es una cifra clave que determina el punto a partir del cual una persona física debe empezar a pagar este tributo.
Este umbral se actualiza periódicamente para reflejar cambios en la inflación y en el costo de vida, asegurando que los ingresos mínimos necesarios para cubrir necesidades básicas estén exentos del impuesto.
El mínimo no imponible es la cantidad de ingresos anuales que una persona puede percibir sin estar obligada a pagar el impuesto a las ganancias.
Este umbral se aplica después de considerar todas las deducciones personales permitidas por la ley, como las cargas de familia y los gastos médicos. En 2024, por ejemplo, el mínimo no imponible se estableció en un monto que busca proteger a los sectores de ingresos más bajos, permitiéndoles disponer de un mayor porcentaje de su ingreso para necesidades personales.
Una vez superado el mínimo no imponible, los contribuyentes deben pagar el impuesto según una escala progresiva. Estas escalas están diseñadas para que las tasas impositivas aumenten a medida que lo hacen los ingresos.
El sistema de escalas se organiza en tramos, donde cada tramo tiene una tasa impositiva específica. Por ejemplo, los ingresos que caen en el primer tramo pueden estar sujetos a una tasa del 9%, mientras que los ingresos en un tramo superior pueden estar sujetos a tasas más altas, alcanzando un máximo que puede superar el 30%.